Cannabis medicinal: culpable hasta que se demuestre lo contrario
octubre 15, 2019
By TheraEditor
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El (ab)uso de opioides y otros fármacos que alivian en algún grado la sensación de molestia en pacientes de ciertas patologías con dolor crónico como fibromialgia, artritis, esclerosis múltiple, ha tomado la vida de al menos 47,600 personas en el año 2017 en Estados Unidos (National Institute on Drug Abuse), convirtiéndolo en una de las cinco causas de muerte más probables en personas de todas las edades, superando las fatalidades involucradas en accidentes por vehículos de motor (National Safety Council “Injury Facts”). Sin embargo, en el estado de Colorado, Estados Unidos, donde se ha incluido el cannabis como una de las alternativas a los tratamientos convencionales para el manejo del dolor, específicamente, el porcentaje de muertes por dichos fármacos ha disminuido en 6,5% (M. Livingston, “Recreational Cannabis Legalization and Opioid-Related Deaths in Colorado, 2000–2015”; 2017), lo que podría representar un cambio positivo para la salud pública como la conocemos hasta ahora.
La industria del cannabis medicinal ha sido mitificada desde su prohibición en los años 30’s. A pesar de la constante lucha de los pacientes para conseguir productos cannábicos de grado farmacéutico y de alta calidad, la aceptación de esta representa un reto para los profesionales de la salud con experiencia en el ámbito, debido a la limitación de oportunidades para realizar ensayos clínicos e investigaciones conclusivas, que estimen las dosis necesarias para tratar a sus pacientes, consiguiendo resultados replicables mediante la utilización de un producto estable y estandarizado.
A pesar de que en Panamá existe el debate controversial sobre el equilibrio riesgo-beneficio de la planta, la falta de conocimiento tanto de los profesionales médicos como de la población general, además de la imposición de prejuicios ha eliminado la posibilidad para el público de formar un criterio basado en evidencias científicas y con un fondo educativo.
En países primermundistas, se utiliza el cannabis medicinal, dosificado y regulado, puesto que presenta mejorías cuantitativas y cualitativas, tanto en la salud como en la calidad de vida de los pacientes que lo consumen. Inevitablemente, la planta sigue arrastrando un estigma social que deja en entredicho sus beneficios, creándole una propaganda injusta o, al menos, desinformada.
Como cualquier otra sustancia, el cannabis está asociado a efectos adversos que la industria busca reducir, integrando tecnologías de cultivo, procesamiento y extracción que permitan mantener perfiles químicos en cada uno de los productos con carácter medicinal, ofreciéndole al paciente repetibilidad y seguridad en su sintomatología.
La legalización y regulación de este producto promete aliviar dolencias a personas que no han podido hallar solución de ninguna otra manera, además de incrementar la economía del país (“The Latin America Regional Cannabis Report”, New Frontier Data) y promover la transformación de materia prima a producto final entre la población productora.
¿Estaría realmente en peligro la juventud si se aprobara una ley que permitiera tratar pacientes o, mejor dicho, que ofreciera al paciente la libertad de tomar decisiones en cuanto a su salud? ¿O es, acaso, la inaccesibilidad de conocimiento y la falta de incentivo para alimentar el hambre de cuestionarse sobre temas importantes la que realmente estaría acabando con las mentes de las nuevas generaciones?
Quizás, el cannabis medicinal podría resultar no ser la planta milagrosa – o satanizada – que le han adjudicado por tantos años, pero… ¿Está Panamá dispuesto a abrirle puertas a la población para plantearse de manera racional y así formar sus propias opiniones en cuanto a esto o una vez más Panamá desacuerda y acepta cualquier imposición sin bases coherentes? La educación es primordial para iniciar investigaciones que nos lleven a conclusiones contundentes en cuanto a esta nueva industria que evoluciona rápidamente.
Por Pauline Garcerán Camargo – Plant Science Technician, TheraCann International